A última hora le he cambiado el título a esta pieza, se iba a llamar “realidad”, y reconozco que la estoy escribiendo a la par que escuchaba (lo he apagado, no puedo hacer dos cosas al mismo tiempo) a Millás perorando sobre “realidad” en la emisora de los Polanco.
He cambiado el título a actualidad porque creo que expresa mejor de lo que quiero hablar, del conjunto de hechos relevantes que han acaecido recientemente o incluso están sucediendo en este mismo momento. Y debo hacer otra confesión, que en parte, solo en parte, también está la inefable Shakira.
A medida que uno va cumpliendo años se va despegando de la muchachada, que a su vez tiene otros códigos, otra forma de ver el mundo, otros intereses, otras conversaciones y por supuesto otra estética, en sentido amplio. Hasta aquí nada nuevo bajo el sol, lo mismo nos pasaba a nosotros cuando éramos jóvenes.
Donde quiero poner el foco es que la actualidad, de lo que se habla, me despierta sentimientos encontrados. Por un lado me gusta entender el mundo en el que vivo, y pongo un particular interés en entender a la chavalería, porque es el futuro, pero por otro lado, y supongo que es porque he entrado en esa fase de la vida denominada “madurez”, me suele interesar rayano a cero esos temas.
Igual es que me las doy de intelectual, y miro con superioridad moral a lo que me rodea, pero sinceramente creo que alguien criado en un barrio como Rocafonda, el pequeño de cinco hermanos, tiene poco pedigrí. Aunque a veces esos advenedizos son los peores…
He hablado de la juventud, pero incluso entre mis congéneres de una quinta parecida a la mía esos temas llamemos ligeros son la comidilla. Y claro, uno socializa y conversa, pero es que sinceramente ni he escuchado, y si puedo no escucharé, la canción de marras (ni por supuesto veré el vídeo). Sencillamente no me interesa.
¿Me desconecta eso de la realidad? Yo sinceramente creo que no, y quizá ahí esté el matiz entre realidad y actualidad. La primera son, siguiendo una definición igual un poco viejuna, las cosas del comer, lo que creo que importó, importa e importará siempre, mientras que lo segundo lamentablemente es un poti poti, que diría un catalán, de temas fugacísimos que me temo que alguien pone en el candelabro de manera interesada. Si, han acertado, pan y circo.
Estar desconectado de la realidad tiene su aquél, pues se pierde agarre a la sociedad y por extensión al círculo de personas con la que uno interactúa de forma regular: tenderas, compañeras de trabajo, familiares, amigas, etc. Pero ¿me estoy perdiendo algo? Vaya usted a saber, como no le he metido el tenedor no puedo saberlo ni saborearlo.
Todo lo demás, lo que es un tostón para una buena parte (me temo que la mayoría) de la población, la “política”, es lo que a mi me interesa, a lo que dedico tiempo y esfuerzo. Creo haber escrito ya, y si no lo hago ahora, que si tengo que quedarme con un solo motivo del por qué de ese interés es entender un mundo que sospecho que no es el me están contando los mass mierda.
Pongo un ejemplo, no se si será ilustrativo o no. En medio de una escalada de precios sin precedente en Europa en el último cuarto de siglo, que según parece se quedará para 2022 en menos del 10% (eso no se lo cree ni Nadia Calviño), compro un vuelo a la turística Málaga, en fin de semana, y me cuesta 60 € ida y vuelta. ¿Pero no había una amenaza gravísima de incremento del precio de la energía causado por “la guerra de Putin”? Creo que jamás había volado tan barato.
Insisto, anécdota a categoría, pero no hay que ser muy avispado para saber que eso que se llama “la excepción ibérica” no es más que pagar vía impuestos el diferencial entre lo que paga el consumidor (particular) final por la energía y lo que sigue cobrando, insisto en lo de seguir cobrando, el proveedor. Hágase solo una pregunta: ¿le van a topar precios a un lobby tan poderoso en la piel de toro como el energético y no van a decir esta boca es mía? Por supuesto que se lo están cobrando o se lo cobrarán de otra forma.
Pues eso amigo y amigas, la actualidad mucha veces se construye a partir de chismorreos, asuntos más o menos ligeros, y otro conjunto de sandeces, tan del gusto y apetito del ser humano, lo entiendo y lo comparto, que quede claro. A mi el primero en gustarme chascarrillos y paridas varias. Lo que sucede es que intento dedicarle el menor tiempo posible e ir a otro tipo de menesteres, más ocultos y que sospecho serán de mayor provecho, digo.