Cogobernanza

Hace unos días el Presidente del Gobierno Perico, como a mi me gusta referirme despectivamente, hizo un anuncio sorprendente: que el que quiera peces, que se moje el culo.

Bajo un nuevo eufemismo, el de la “cogobernanza”, el ínclito estadista declaró solemnemente que las Comunidades Autónomas podían solicitar al Gobierno (el poder Ejecutivo) la declaración del Estado de Alarma en la totalidad o en parte de su territorio. Esto, amén de la puesta a disposición de efectivos militares reciclados a rastreadores, ha sido lo que ha trascendido a la Opinión Pública y sobre lo que se está debatiendo.

Pero claro, uno tiene el colmillo retorcido, y sin entrar a valorar el palabro se ha fijado en el minuto 13:47 del vídeo1, que está disponible para su solaz y para que verifiquen lo que a continuación destripo. Dice Perico: “y también va a contar con el respaldo de la mayoría parlamentaria que apoya este gobierno”, para redundar segundos más tarde (14:08) “el grupo parlamentario que apoya, la mayoría parlamentaria que apoya al gobierno también apoyaría la solicitud que se plantee”.

En este punto hay que recordar que la comparecencia se producía en calidad de Presidente del Gobierno, por tanto poder Ejecutivo2, y que habitualmente expone los principales acuerdos que ha tomado el Consejo de Ministros tras su reunión.

Pues bien, esos pocos segundos le quitan la careta a Perico y demuestra una mala práctica que lamentablemente es muy habitual, no solo en el Reino de España, también en los Estados Unidos: la extralimitación del poder Ejecutivo. Porque creo que ese término, “extralimitación del poder Ejecutivo” es mucho más claro y refleja, en la modesta opinión de este servidor de ustedes, lo que en realidad sucede, y no la manida “separación de poderes”. Es algo parecido a “¿por qué le llaman deportes cuando quieren decir fútbol?”, creo que se entiende.

Por tanto una cosa es lo que se dice (“cogobernanza”) y otra cosa bien distinta es lo que se hace, aprovechar el Gobierno para hacer un anuncio partidista. Porque el desliz que al bueno de Perico, muy ágil en su corrección, admitámoslo, se le escapa al hablar de “grupo parlamentario”, por tanto de poder Legislativo cuando se comparece como Presidente del Gobierno da mucha información de lo que en realidad sucede.

Para empezar lo que ya hemos señalado, está hablando en calidad de miembro del poder Ejecutivo y menciona acciones que competen a otro poder, el Legislativo. Pero claro, alguien me puede decir que Perico es diputado3 a Cortes (¡cómo me gustan esas expresiones rancias!), pues que hable en el Congreso de los Diputados, no en Moncloa.

Pero es que además no es aceptable que hable ni en nombre del “grupo parlamentario” y menos aún en el de “la mayoría parlamentaria que apoya este gobierno”, como rápidamente corrige. Lo primero es una mala praxis, que en seguida analizaremos, pero es que lo segundo es un dislate.

Como ya hemos señalado, todo aquello que compete al poder Legislativo debe tener lugar en los espacios físicos que les son propios, no en Moncloa. Y esto puede parecer una cuestión menor, pero no lo es. El motivo es estético, y fácil de entender. En un sistema democrático concurren varios partidos a unas elecciones, y es el Congreso de los Diputados (Legislativo), en el caso del Reino de España, quien designa al Presidente del Gobierno (Ejecutivo).

Pues bien, no hay que ser muy despabilado para entender que el acceso que, en exclusiva, tiene el Presidente del Gobierno a una enorme maquinaria de propaganda le da una ventaja que puede usar a su antojo cuando quiera. Un ejemplo es que hemos señalado, para convocar a los medios de comunicación y realizar anuncios, que como se ha visto, con demasiada frecuencia contienen elementos ajenos al propósito para el que están pensados. Y por supuesto el eco mediático que tendrán estas comparecencias es máximo, siempre, y siempre es siempre, aparecerá en todos los noticiosos de televisión, tanto públicos como privados, con lo que le permite llegar a un segmento de población, como por ejemplo el de los pensionista, de suprema importancia electoral.

Y claro, uno de los problemas es que el Presidente del Gobierno pertenece a un partido, a los que me gusta referirme como “partidos-empresa”, por las dinámicas que generan que son más propias de eso, de una empresa, que de los “partidarios” de ciertas ideas y que se suponen trabajan coordinadamente para la consecución de objetivos políticos de interés supuestamente general. Si esto lo damos por cierto, ya tenemos el círculo cerrado: el Presidente del Gobierno usa el poder al que tiene acceso en exclusiva, y que no tienen sus rivales políticos, en favor de su partido.

Es como el abusón que se vale de su poderío físico para robarle el bocadillo a su compañero de clase. Si de verdad tiene convicciones elevadas, cambia de edificio y trasládate al Congreso de los Diputados, donde ahora sí el resto de grupos parlamentarios cuentan, más o menos, con los mismos medios, y que reine el debate.

Y ahora toca analizar el dislate, el hablar en nombre de la “ mayoría parlamentaria que apoya este gobierno”. ¿Cómo va a hablar un componente de un grupo parlamentario en nombre de otro distinto al suyo? Esto sólo podría tener algo de sentido en las siguientes circunstancias:

a) Que la comparecencia tuviera lugar, como ya hemos repetido varias veces, en el ámbito del poder Legislativo, probablemente en el Congreso de los Diputados.

b) Que se tratase del portavoz del Grupo Mixto, aquél que componen formaciones políticas que concurrieron en competencia a los comicios, y que se unen por tener un número de escaños inferior al mínimo requerido para tener grupo propio.

c) Haber consensuado previamente en el seno del Grupo Mixto esta postura.

Y enlazo con el punto c) para lanzar mi última perorada por hoy. De nuevo es una mala praxis, malísima, el “ultraliderazgo” que consiste en que una persona hable en nombre de las demás. Es que ni siquiera en caso de que la comparecencia hubiera tenido lugar en el Congreso de los Diputados hubiera sido aceptable que se dijera lo que, en una eventual votación del calado ni más ni menos que de la suspender derechos fundamentales en una parte del territorio, iban a votar otras personas. ¿Es que no existe la libertad de votos de los congresistas? ¿Es que un cargo orgánico dentro de un partido, como es el Secretario General del PSOE, dice lo que tiene que votar un diputado a Cortes?

Dejo pendiente ver la regulación legal de los grupos parlamentarios, que sin duda debe existir, y me juego el cuello de cisne que luzco que una de las características que debe recoger es la de la total libertad de voto de los congresistas. Tan es así que el acata de diputada le pertenece a la persona que ha sido elegida, y que en caso de expulsión del partido por el que se presentó en los comicios que generó el derecho, podría aferrarse al sillón y pasar al Grupo Mixto.

Lo dicho, son solo unos segundos, seguramente seré yo el malpensado, pero creo que es uno de los instantes en el que la careta se le cae al político y muestra lo que en realidad son o quieren hacer, y no lo que dicen que van a hacer.

1https://www.lamoncloa.gob.es/multimedia/videos/presidente/Paginas/2020/250820-sanchez.aspx

2https://app.congreso.es/consti/constitucion/indice/sinopsis/sinopsis.jsp?art=97&tipo=2

3http://www.congreso.es/portal/page/portal/Congreso/Congreso/Diputados/BusqForm?next_page=/wc/fichaDiputado?idDiputado=324&idLegislatura=13