Eufemismos

Este es otro tema sobre el que llevo días que quería hablar. Prometo anotarlos en algún lado, probablemente el apartado de “Mensajes guardados” de Telegram, para poder desarrollarlos cuando tenga tiempo.

Resulta que el otro día estaba en un bar comiendo con mi familia y en la televisión apareció el ínclito mandamás del principal partido de la oposición en lo que creo era una reunión al más alto nivel de su partido (no se si se llama “Ejecutiva Federal” o eso es del PSOE…). Pues bien Pablo Casado, que así se llama el personaje, en una frase que ya he olvidado dijo lo que se supone define a su partido, el Partido Popular, pero que en mi opinión era todo, y cuando digo todo, absolutamente falso, eran eufemismos.

Enseguida pondré algunos ejemplos de a qué me estoy refiriendo con eso de eufemismos, pero me gustaría entrar ahora en por qué esto me ha movido a escribir. Pues bien, el motivo es que cuando se retuercen de tal forma las palabras, cuando se manosean y se emplean una y otra vez, al final es realmente complicado entender de lo que se está hablando, porque a fuerza de emplear objetos (palabras) que deberían designar una realidad cuando esa realidad es falsa, al final la comunicación es muy complicada.

Y ahora algunos ejemplos. Cuando un político habla de “centro”, lo que en realidad está diciendo es que son de derechas, vamos que en la mayoría de las ocasiones son lacayos del poderoso. Cuando se dice, habitualmente desde el PSOE, que son un partido “moderado”, lo que en realidad están diciendo es que son, como dicen los amigos del podcast “Economía Directa”, los auténticos valedores del régimen del ‘78. Pero es que voy más allá, mi tan querido PSOE, y esto quien me conoce sabe que es un chascarrillo recurrente, solo tiene la mitad de sus siglas verdaderas, las otras dos son falsas. Solo es cierto que sea un Partido y que sea Español, pero ni es Socialista ni Obrero.

Pero bueno, ¿y qué importancia tiene esto? ¿Acaso no se ha tenido que saber leer siempre entre líneas? Bueno, así a vuelapluma me parece que a los niveles de estulticia que estamos llegando dudo que se hayan alcanzado ni remotamente en tiempos pretéritos. Estoy seguro de que si bajo al kiosco (creo que se escribe así) y compro el periódico, cualquier declaración que reproduzca el rotativo de una persona pública estará preñada de esas palabras que no dicen nada, que están huecas, pero lo más importante, que además son mentira.

Yo puedo entender que no se puede decir la verdad así sin más, directamente, sin anestesia, cuando por ejemplo alguien está de Presidente del Gobierno o en cualquier otro puesto de responsabilidad. Pero de ahí, a sistemáticamente verbalizar o escribir algo que es directamente lo opuesto de lo que es la realidad hay un trecho. Yo soy optimista, y creo que en general las personas sabemos leer y escribir y entender lo que leemos o escuchamos, pero de vez en cuando tengo dudas, y es cuando creo que no estaría de más desenmascarar esos artilugios lingüísticos, no vaya a a ser que no se capte lo que en realidad quier decir, o mejor, oculta, la persona parlante.