Okupación

Acabo de escuchar un excelente episodio de un recomendabilísimo podcast, La Linterna de Diógenes1 que ahora mismo no encuentro y que hablaba sobre okupación. La tesis central del programa, que también he escuchado en otros medios y que me parece muy necesaria difundir, es que la actual avalancha informativa de criminalización de la okupación obedece al más que previsible aumento de los desalojos por impago de hipoteca o alquiler, a su vez causado por la crisis económica en ciernes, provocada por la COVID 19.

Es abyecto pensar que existen plumíferos a sueldo de los poderosos que pergeñan contenidos en función de lo que sus clientes, los que ponen publicidad en sus medios o se sientan en sus consejos de accionistas. Yo denomino al periodismo la profesión imposible, porque para serlo uno tiene que ser independiente, y si trabaja para un medio, éste precisa de anunciantes o suscriptores, que son a su vez empresas privadas, por lo que me parece a mi que no van a tolerar ciertas críticas. Modelos asamblearios cuyos ingresos no dependen más que residualmente de la publicidad como La Directa son sin duda el camino a seguir.

Pues bien, si alguien me dice que la okupación iba a ser un fenómeno más o menos generalizado no me lo creo. Y si me dice que además iba a haber mafias que se dedican a expulsar a okupas por la fuerza, o aún más miserable, a hacer negocio con quien okupa o no una vivienda me reiría de esa persona. Pues este es el punto al que hemos llegado. Yo nunca he okupado, seguramente porque valoro más la comodidad de pagar un alquiler y tener unos años de tregua y suministros, pero sin duda es una opción que apoyo y que merece todo mi respeto.

Haciendo un poco de abogado del diablo se puede comprar ese argumento de “si, pues que te okupen el piso, a ver si te hace gracia”. Tengo que decir que el casi medio siglo que llevo el planeta azul todavía no me ha pasado tal cosa, ni conozco absolutamente a ninguna persona a la que le haya ocurrido, y además en mi caso al que le okuparían el piso es al propietario, que yo soy un modesto inquilino.

Se puede objetar que no conviene personalizar, sino ir a las estadísticas. Pero antes permítanme abrir breve digresión. Los primeros resultados de la búsqueda “estadísticas okupación” que mi buscador transnacional de confianza me muestran curiosamente se adhieren como anillo a dedo a lo que son mis gustos ideológicos:

Primer resultado: “Los datos de la okupación: mitos y realidades (2) | lamarea.com”.

Segundo resultado: “La «preocupante» realidad de la okupación: afecta a 1 de cada …”.

¿Serían los mismos si buceara por el ABC el Mundo y similares? Sospecho que no, que me mostraría la realidad que quiero ver, refrendada por sesudos analistas, en los que apoyaré mi argumentario apurando el café antes de entrar a los toros con mi amigo Borja, y que de rondón reafirmará mi sensación de que el buscador siempre encuentra lo que le pido.

Pues bien, otros avezados profesionales del oficio ya han hecho ese trabajo por mi, y por ejemplo tenemos las estadísticas del INE para delitos de allanamiento de morada y de usurpación2, que arroja un pico que no llega a los 7.000 casos. Y por otro, si es que ambos datos se pueden oponer, tenemos el número de ejecuciones hipotecarias de “fincas urbanas: viviendas”3 nunca fue de al menos el triple de las anteriores, dentro gráfico patillero:

Si a eso añadimos el tercer elemento que a mi juicio es relevante, el del número de viviendas vacías, tenemos que en 2011 (no he conseguido nada más reciente proveniente del INE) era de algo menos de 3.500.0004, y que respecto a hacía 10 años, la tendencia era al alza. Me temo que deberemos esperar aún unos años para que salga el siguiente dato, el correspondiente a 2020, pero dudo que haya descendido el número de viviendas vacías.

Pues bien, todos los datos aquí vomitados hacen referencia al Reino de España, pero creo que nadie me discutirá que el problema de la vivienda, porque hay un problema, se concentra en unos pocos puntos del territorio, a saber:

-Las ciudades más pobladas (Madrid y Barcelona, pero también probablemente Sevilla, Zaragoza, Valencia y Málaga), por la presión demográfica.

-El levante, por la presión turística.

-Islas (Canarias y Baleares), por la escasez de suelo y la presión turísticas.

El escenario que parece muestran los datos, y ojo que por tener datos más o menos homogéneos no se han mostrado los de la época dura de desalojos, justo después de la gran recesión y ulterior crisis financiera (2008 – 2014), coincide con el análisis que desde la izquierda y la extrema izquierda se ha hecho: casas vacías y gente sin casa. De hecho llega al absurdo de desalojar a una familia para rápidamente tapiar el piso no sea que se vaya a okupar. ¿Se debería permitir una sola vivienda vacía? ¿Es preferible tener un bien, que es eso lo que consideran los propietarios esa vivienda, vacío antes que en uso? ¿Es superior el marxista concepto de valor de cambio al de valor de uso?

Mi razonamiento es muy sencillo: la vivienda es un derecho, y no un bien con el que se pueda mercadear, o visto desde el otro extremo, el bien “vivienda” tiene un objeto social, y este debe ser cumplido porque es un derecho. Si no se emplea el bien (vivienda) para su fin (ser habitada por personas) es legítimo ejercer ese derecho mediante la okupación, y es un crimen que la coalición de propietarios y Estado emplee recursos que pagamos todos vía impuestos, léase la policía, para ejercer la violencia y desposeer a las personas de ese derecho fundamental a la vivienda.

Y ante el cuñadil “ya, pero hay mucho jeta que no quiere pagar un alquiler y que tiene la luz pinchada” yo le contesto: si alguien tuviera la opción de ganarse honradamente la vida y pagar facturas, ¿de verdad se iba a meter a okupar una vivienda, las más de las veces con personas a su cargo? Es algo parecido a las mafias, que yo no niego que existan, de pedigüeños y mendicidad, es una forma miserable y rastrera de explotación, una más, pero lo que no creo es que nadie se vaya a hacer rico pidiendo limosna. El capitalismo ofrece la promesa de movilidad social, pero determinados atajos son poco menos que una quimera.

A mi juicio, y es un tema que será recurrente en piezas pretéritas y futuras que escriba este ministro sin cartera, el origen del problema es la excesiva concentración de empresas en las grandes ciudades, léase Madrid y Barcelona. Eso hace que por narices haya que vivir a la vera de donde se tiene el tajo, y por ende nos apilemos unos encima de otros y haya personas que hacen un gran negocio. El parche no pasa por construir más, sino porque corra el aire, y que esas empresas se instalen, como era así hace veinte años, en las ciudades limítrofes y se reparta juego.

1https://irolairratia.org/category/la-linterna-de-diogenes/

2https://www.ine.es/jaxiT3/Datos.htm?t=25997#!tabs-grafico

3https://www.ine.es/jaxiT3/files/t/es/xlsx/10739.xlsx?nocab=1

4https://www.ine.es/prensa/np775.pdf