Ayer estuve viendo dos de mis cadenas de cabecera cuñadil para los sábados noche, a saber, La Secta y Tele Tres. La primera con su salsa rosa en versión análisis político, la segunda monotemática del prusés y desfile de presidiarias víctimas damnificadas del anterior.
Fue curioso como un invitado hizo doblete en los dos programas, y a saber si en medio le dio tiempo a atender otros compromisos. Se trata del militar retirado José Ignacio Domínguez, porque después de escucharle no me queda claro que nunca se llegue a transitar al estado de ex-militar, me da la sensación del que se ordena militar, cual hábito castrense, muere militar.
Supongo que por mi sesgo ideológico extremo y sectario me queda muy lejos el ejército y todo lo que allí acontece, pero escuchando a esta persona se le erizan a uno los pelos del cogote. Sin duda conviene ser cauto a la hora de formarse una opinión sobre una entidad, por emplear un término, a través de la opinión de una persona que además ya está jubilada. Pero sinceramente creo, y esta es un poco la tesis central de esta pieza, que la podredumbre que infecta el sistema, por acotarlo vamos a quedarnos en el estado español, es aún peor de lo que nos imaginamos.
Y esa podredumbre contraintuitivamente sería imposible sin las piezas claves de las segundas espadas. Es decir, debe de haber, porque no tengo acceso a esas altas esferas, toda una caterva de altos funcionarios, nombrados a dedo muchos de ellos, pero otros no, jueces, militares y otras personas de distinta calaña que tienen un enorme poder y que aceleran o frenan a su antojo cambios que pretenden impulsarse desde la cúpula política. De nuevo recomiendo el esclarecedor libro, este si bien documentado, “Las redes de poder en España”1, de Andrés Villena Oliver. que describe con todo lujo de detalles cómo se mueven esos personajes poco o medio conocidos, pero con un grandísimo poder e influencia.
Pues bien, en el caso que nos ocupa, el ejército patrio, tenemos un chat de un grupo de abueletes cebolleta que tienen en común, según parece, formar parte de una promoción determinada del ejército del aire. El primer error sería hacer un paralelismo entre esa promoción y el servicio militar obligatorio, en el sentido de que “había de todo”. Error. La mili, por desgracia, era obligatoria, e iba todo el mundo, excepto una minoría que ya se las apañaba para tocar las teclas que fuese y evitarla, como siempre. En cambio los que hacen carrera en el ejército, que yo sepa, lo hacen voluntariamente. Ahí ya tenemos un sesgo. Un siervo de ustedes debería estar amenazado de muerte, o chantajeado por un mafioso albano-pujolista para ir voluntariamente a hacer carrera militar. La extracción social de esos sujetos, asumo que 100% hombres, ya tiene un sesgo, no es un reflejo de la sociedad española, ni siquiera de la de hace 40 años.
Pero sigamos, ¿de qué pie cojea cada uno? Insisto, todo hombres. Pues si damos por cierta la versión del bueno de Domínguez la extrema derecha gana por goleada, a juzgar por el número de firmantes de las cartas que ya han circulado y que parece que circularán pidiendo los unos una cosa, y los otro la contraria. Aquí conviene hacer un par de apreciaciones, convenir qué es derecha, qué es extrema derecha y que es ser franquista, lo que a mi juicio técnicamente se puede equiparar a ser fascista.
No puedo meterme en la cabeza de todos y cada una de esas personas, y probablemente no haya una ideología común en todas ellas, pero determinadas afirmaciones que se hacen en ese chat, que lógicamente obedecen solo al pensamiento de su autor, creo que no es exagerado tildarla de fascista. Y si una se mira a si misma y piensa un poco cómo funcionan los varios chats en los que se involucrada, el familiar, el de las mamis y papis del colegio, etecé, pues se puede extrapolar que una no escribe en serio una barbaridad si no cree que el grupo la va a aceptar. Por tanto aquí realizo la segunda hipótesis: la ideología mayoritaria de ese chat, y por ende de sus miembros, todos hombres, es entre extrema derecha y fascista.
Y de verdad que hay que llamar las cosas por su nombre. El franquismo es fascismo. Aquellas personas que se declaran abiertamente nostálgicas de Franco no necesariamente son fascistas, pero que sepan que el personaje al que adoran lo eran. Y parece algo baladí, parece que Franco era un político más. No, era un sanguinario dictador, y por tanto un fascista. El clásico libro de Payne detalla los fascismo clásicos que en el mundo han sido: el nazismo, el fascismo (italiano), el franquismo y el fascismo portugués.
Y sin datos, sin acceso a las personas, sin tener mayor información solo nos queda que extrapolar. Aquí un buenista de la SER nos dirá que esas opiniones no son representativas del ejército, que éste es democrático, y que bla bla bla. Como anécdota, pero creo que muy representativa, el entrevistado mencionaba la presencia hasta 20062 de una estatua ecuestre de Franco en la Academia General Militar de Zaragoza. Eso no quiere decir lógicamente que el cacho de piedra tuviera efectos mágicos, y que su mera contemplación le lavara el cerebro a todos los cadetes (no se si se llaman así) y que los convirtiera en fascistas, pero habla bien a las claras de otro concepto clave, impunidad.
Con acierto apareció en la conversación el hecho de que el auge de un partido de extrema derecha, como Vox, y la “salida del armario” de cada vez más personas “ultra” tiene una clara conexión. Probablemente habría que pormenorizar los casos, e ir al detalle, pero no solo parece plausible dicha hipótesis, sino que como mínimo parece razonable afirmar que el eco que se les da a estas noticias es mucho mayor que antes de su auge. Dicho de otra manera, no dudo que nostálgicos del franquismo con mayor o menor poder en este país siempre han existido, eso no es nuevo, pero ahora muchas de sus manifestaciones se amplifican, lo que obedece a un estado de las cosas ciertamente inquietante, donde los extremos se niegan entre si y los puentes de diálogo parecen rotos.
La impunidad hace florecer este tipo de actitudes y formas de pensar y ser, y esto es muy importante. Eso de que son cuatro tarados, que no representan a nadie, y demás, a mi no me cuadra. Mi hipótesis es que es solo la cúpula de un enorme iceberg de mierda del cual no somos ni capaces de imaginar su dimensión. Espanto me produce imaginarme esos chats privados de, por ejemplo, jueces del Consejo General del Poder Judicial, del Tribunal Supremo, de inspectores de hacienda, de guardias civiles, etc. Por supuesto que habrá de todo, pero insisto, la extracción social y por ende la movilidad social tiene un límite. Es razonable pensar que cualquiera puede ser guardia civil, solo hay que cumplir unos requisitos poco exigentes, aprobar unas oposiciones y pasar por una academia. Ahora bien, otra cosa es llegar hasta la cúspide de su organización. Ahí hay filtros que hacen que unos lleguen y otros no.
Otro argumento para quitarle hierro al asunto es la avanzada edad de las personas que firman los manifiestos y/o participan en el chat de militares retirados. ¿Qué nos quieren decir con eso? ¿Es que no estuvieron en activo muchos años en democracia? ¿Qué tipo de decisiones tomaron en el ejercicio de su cargo? ¿Les suponía algún conflicto de intereses entre su fascismo y la democracia a la que debían obediencia?
Y lo siento, pero me tengo que referir a todo un clásico dentro de los temas de odio y de basura que se vertieron en ese chat y que estos ojos han podido leer reproducidos en las ondas hertzianas: Catalunya. Esa saña, ese odio, esas ganas de producir dolor y de aplastar a Catalunya lo siento pero no puedo aceptarla como normal. Se menciona a la ANC (Assemblea Nacional de Catalunya), que no deja de ser una asociación, en un tono poco menos de querer meter en la cárcel a todos y cada uno de sus miembros. Es uno de los grandes problemas que tiene el estado español y que no se ha resuelto: el profundo odio que buena parte de ese territorio y de sus personas tienen respecto a Catalunya. E insisto en mi argumento, que no se trata de dos cuñados, palillo en boca y sol y sombra en mano, no. Se trata de ex-altos cargos del ejército que hablan en un foro donde se da por hecho que sus ideas van a ser jaleadas por sus colegas.
¿Obedece esto a un estado de las cosas? ¿Es solo la opinión de unos pocos exaltados? Me temo que no, que los segundas espadas en este país son algo de lo que algún día habría que hablar. No tengo muy claro cual es la solución. Suele aparecer la palabra “depuración” cuando se compara con otros países que han pasado por dictaduras, como Alemania, pero esto me produce casi tanto espanto como ver, con cierta tristeza, lo miserable de la forma de pensar de muchas de esas personas que tienen o han tenido recientemente mucho poder.
Las ideas hay que combatirlas con ideas, y hay que escribir, argumentar, documentarse, rebatir y por supuesto combatir al fascismo. Nunca hay que infravalorarlo, por la cuenta que nos trae. Supongo que hay que hacer un ejercicio de empatía, meterse en todas y cada una de esas cabezas y entender por qué creen, y escriben, que millones de personas deben ser fusiladas. Aunque sea una hipótesis de trazo grueso, y si solo tuviera que apuntar una razón, me quedo con los complejos. Viendo personajes como Franco o Hitler, y supongo que alguien lo habrá estudiado y escrito de una forma más científica, veo víctimas que pasan a ser verdugos. Algún tipo de profundo problema han debido de tener esas personas y los ambientes en los que se han criado, de odio, resentimiento, frustración, humillación, sadismo o vaya usted a saber para hacer de ellos ese tipo de personas despreciables.
Podredumbre.
1https://www.rocalibros.com/eldiario.es/catalogo/Andres+Villena+Oliver/Las+redes+de+poder+en+Espana
2https://www.elmundo.es/elmundo/2006/08/24/espana/1156414661.html