Ayer estuve viendo el programa de TV3 FAQS y ciertamente me gustó, entre otras cosas porque al menos el rato que yo vi, diría que casi todo, no estuvieron con el raca raca del prusés. En esta pieza me voy a centrar sobretodo en la entrevista a Àlex Rigola y Javier Cercas sobre la adaptación teatral del primero de la novela del segundo, Anatomía de un instante. No he visto la obra, pero transcurre alrededor del 23F, y por las reseñas a las que he accedido parece que sostiene la tesis de que el Bobón paró el golpe de Estado.
No he leído nada de Cercas, y de hecho creo recordar que es de esas personas, como Albert Boadella o Fernando Savater que levanta ampollas en determinados sectores más o menos sectarios de la izquierda. Para entendernos, de los que “caen gordos”. Yo solo puedo opinar de los minutos que le vi en las ondas hertzianas (lástima de TDT que ya no se pueda usar esa expresión), y la impresión que me dio es que es de aquellas personas con las que no estoy de acuerdo en prácticamente nada pero me interesa escuchar lo que dice, pues es leído y escribido.
De los temas que trató me voy a quedar con el de democracia. Dijo algo que me pareció muy interesante, y con lo que estoy parcialmente de acuerdo, que es que las democracias o mejoran o empeoran, en función de lo que las ciudadanas nos impliquemos en las mismas. Repitió un par de veces algo que yo también siento, y es que la democracia nos vino dada a nuestra generación, y por tanto “no había que hacer nada”. Lo que suele suceder en esos escenarios es que, lentamente, se va transformando, va retrocediendo, y cuando nos queremos dar cuenta igual se ha transformado en otra cosa.
Estoy de acuerdo en equiparar, si se me admite el símil, a la democracia como un huerto. Hay que ir regándola, abonándola con su buen estiércol (su buena guerra sucia, sus buenos personajes turbios como el comisario Villarejo), hay que ir arrancando las malas yerbas de tanto en tanto y hay que recoger sus frutos, que de otra manera se pudrirán.
En lo que discrepo no solo con Cercas sino con la mayoría de personas, para que nos vamos a engañar, es que la única forma de hacer democracia desde la base, de hacer política o como usted quiera llamarlo, es a través del cívico voto cada cuatro años al correspondiente partido político de turno. Por ahí no paso. Esa es una de las formas de hacer política, pero ni la única ni, en mi minoritaria opinión, la más eficaz. Sirva como contrapunto la entrevista a Arcadi Oliveres, en ese mismo programa, donde interpreto que se puede contraponer al voto cada cuatro años el verbo, porque sugiere acción, “activismo”. Además me gusta mucho más que militancia, qué palabra tan espantosa. Activismo sugiere acción, actividad, sin duda me gusta mucho, igual que me últimamente me gusta más la palabra libertaria que anarquista, aunque soy un nostálgico de ese para mi entrañable nombre histórico.
El bueno de Cercas afirma que España es una democracia plena, y cita, como persona instruida que es, dos fuentes:
a) El Democracy Index1 elaborado por The Economist Intelligence Unit, organización privada hermana de la publicación The Economist.
b) El Democracy Report2 elaborado por V-DEM Institute, una organización vinculada a la universidad de Goteborg, en Suecia.
En ambas el reino de España sale muy bien parado, y está entre los estados considerados democracias plenas. Ambos estudios, que todavía estoy leyendo, tienen su propia metodología, y miden cosas distintas, pero en suma llegan a conclusiones similares, al menos para España.
Entonces, ¿es España una democracia plena? Mi respuesta es que si… y no. En primer lugar yo niego la mayor, y pido que por favor se emplee otro término en lugar de democracia, quizá parlamentarismo o partitocracia sería más ajustada. Niego la mayor porque creo que no es exagerado afirmar que no es cierto que el pueblo (demos) tenga el “gobierno”, “dominio” o “poder” (cracia) que dice la RAE. Quien de verdad corta el bacalao no se presenta a las elecciones (empresas transnacionales, juezas, bobones, etc.), y las que si lo hacen son las que legalmente tienen el poder.
Por tanto si se afirma que España es un parlamentarismo (por usar una sola palabra) pleno, mi respuesta es que si, pata negra. Y lo digo sin ápice de sorna. Si se admiten los límites del sistema, y a todas nos queda claro que en absoluto el conjunto de las personas tienen la capacidad real, efectiva, de tomar las decisiones que nos afectan, pues está todo bien. El problema es cuando se juega a que una cosa que debería ser acaba no siéndolo, eso es jugar con fuego, y es muy peligroso.
Voy a intentar ser sintética en cuanto a los argumentos en los que me baso para afirmar que una cosa es la democracia y otra el parlamentarismo. El sistema actual, el régimen del 78 que tanto irritaba a Cercas, es irreformable. Aprovecho para enunciar otra de las cosas en las que no estoy de acuerdo con él, y es en la por otro lado ya manida confrontación entre los que afirman que hubo una transición y los que afirmamos que hubo una transacción. Desde el punto de vista jurídico y formal es incontestable que hubo un cambio radical, se pasó de una dictadura, que ojo tenía su propia legalidad, haber ganado una guerra y una serie de Leyes Fundamentales del franquismo, a un sistema parlamentario. Pero claro, qué incómodo es explicar entonces qué hace el bobón. Y ojo que me refiero al cazador de elefantes, al fratricida, pero también al amigo Felipe, que nunca nos olvidemos que es Jefe del Estado por ser hijo de Juanito, pero también por ser hombre.
Hay más argumentos que sostiene que lo que hubo es una transacción, a mi juicio el principal de ellos es ese capitalismo de amiguetes que muchas autoras han descrito, y que creo que describe muy bien cómo funcionan los negocis en el Ibex 35 y en otros cenáculos de poder. Otro quizá es la judicatura, que está repleta de personas absolutamente reaccionarias y en algunos casos fanáticas que eso si, a mi juicio han obtenido su plaza de forma limpia, porque tienen una basta cultura, capacidad de estudio y otro tipo de capacidades intelectuales. Y esto lo digo sin sorna alguna. Es lo que tiene el Opus Dei y muchos judíos, que son unos figuras en su capacidad de trabajo, yo al menos eso se lo admiro. Otras cosas las admiro menos.
Para que no quede sospecha alguna de antisemitismo por parte de este vetusto ministro cuando he mencionado a las judías, así, en general, alegremente, me estoy refiriendo a la destacable y encomiable lista de figuras destacadas que hubo, hay y habrá cuya religión más o menos practicada, es la judía, sobretodo en proporción al número de judías que en mundo han sido. No sucede lo mismo, creo, con ninguna otra religión en el mundo.
Siempre es mejor parlamentarismo que dictadura, igual que es deseable la paz ante la guerra, pero por favor abramos la ventana, que corra el aire y que nos deje ver el paisaje, lo que está lejos. De verdad que el mundo tiene unos límites físicos, que da la sensación que van a cambiar poco. Vamos a necesitar el agua y el sol para vivir, eso no creo que cambie, pero de verdad que todo lo demás depende de nosotras. Con esto quiero decir que por favor nunca acepten que no hay alternativa, que la democracia es el sistema que tenemos y es el final del camino, que lo único que hay que hacerle es el cambio de aceite y de filtros cada equis años.
Creo que las personas no son idiotas, ni marionetas, y que saben muy bien lo que les conviene. Ahora bien, hay mecanismos subrepticios de llevar las cabras al corral, como por ejemplo, y por favor digamos las cosas por su nombre, la violencia, el miedo. Si no votas vendrá el coco. Pondré un ejemplo sobre una tendencia que uno de mis muchos hermanos siempre destaca, y es el voto contra, deporte nacional.
En una televisión, no se si Telecinco, ponen cortes así, telegráficos, de candidatas a las elecciones a la Comunidad de Madrid. De una perorata de supongo minutos extraen apenas unos segundos, y ¿qué tenían en común absolutamente todos los cortes que salieron por televisión? La apelación, si existe tal palabra, al miedo. Si no me vota usted señora, se romperá la lavadora. Esto es muy sintomático porque quiero creer que al menos esos segundos fueron dichos por la candidata, pero es que hay un efecto de retroalimentación entre el mensaje que se extrae y el que el destinatario espera. ¿Se extrae el mensaje del miedo porque es lo más relevante que dijo la candidata? ¿Es la carnaza que espera la televidente, potencial votante? ¿Es la tacita a tacita que se ordena desde el poder en la sombra para moldear opiniones? Yo lo veo un círculo en este caso no virtuoso sino vicioso.
Concluyo destacando en algo con lo que si estoy de acuerdo con Javier Cercas, y de hecho aprovecho esta atalaya para anunciarle que le tomo prestado el término, que igual ni es suyo: partitocracia. Este es el término que a mi juicio describe la situación actual del parlamentarismo en España. Son una lacra, son partidos-empresa que llevan a cabo su actividad con total descaro, y que anteponen sus intereses al de sus supuestos clientes. De hecho es muy habitual que las sesudas “profesoras”, como aduladora y bochornosamente se refiere a ellas Ferreras, que analizan la realidad política de este país lo primero que hacen es analizar en clave (como odio esa expresión) de intereses de partido o a lo sumo individual cualquier acontecimiento. Si esta quita a una para poner a otra es porque mira por el retrovisor que se acerca el pelotón, con la otra mano mira el calendario y huele la taza de café no sea que su compañera de partido le haya echado cicuta. De una forma más o menos tácita se ha instalado en los mass mierda el partidismo, y se dice sin sonrojo ni tapujo alguno.
¿Es algo pues que nos tenemos que tragar sin derecho a pataleta? ¿Es al parlamentarismo lo que el humo a los coches de combustión, una contaminación necesaria que debemos soportar para progresar?
1https://www.eiu.com/n/campaigns/democracy-index-2020/
2https://www.v-dem.net/media/filer_public/74/8c/748c68ad-f224-4cd7-87f9-8794add5c60f/dr_2021_updated.pdf