Crítica

Juan José Millás ha dicho esta mañana en el programa de radio de mayor audiencia de la piel de toro que Naturgy deja sin electricidad a miles de niños en la Cañada Real, y se ha preguntado si sus directivos pueden dormir plácidamente tras tomar dicha decisión. Sin duda es una crítica directa, sin tapujos, a una parte del núcleo duro del poder en España, la oligarquía de las empresas energéticas. Es tarea de este vetusto ministro sin cartera analizar la crítica y de ustedes como lectoras darle al cacumen y sacar sus propias conclusiones.

El medio de comunicación donde se han dicho esas palabras entiendo que tiene una persona que es quien decide a las invitadas que trae, y es tarea de éstos decir lo que les venga en gana. Si lo que dicen no gusta a alguien de los que enseguida citaré que mueven los hilos, de una forma u otra, en esa empresa, pues igual la invitada no vuelve más. Cosas que pueden pasar:

a) Uno de esos directivos de la falsa empresa de yogures, como jocosamente ha señalado el bueno de Millás, está escuchando el programa mojando curros madrileños, en manga corta pues su piso de la Moraleja está a 20 grados, pese a las gélidas temperaturas de la capital del reino. Y aquí pueden pasar dos cosas:

a1) El directivo, que pese a serlo, es un tipo que entiende la crítica como algo no solo saludable sino imprescindible en una democracia avanzada sonríe y sigue con su ágape.

a2) El tipo se mosquea, y anota en su agenda “publicidad SER”, para que no se le olvide que en cuando vuelva al trabajo, igual en un par de semanas mientras apura sus merecidas vacaciones, le recuerde a su secretaria que averigüe cuanta publicidad contrata su empresa con ese medio de comunicación. Hay muchos candidatos a final de la historia, elijan ustedes el que más les guste.

b) Un directivo de la empresa privada en la cual se han dicho esas palabras está escuchando en ese momento el programa, mojando curros madrileños, en manga corta pues su piso de la Moraleja está a 20 grados, pese a las gélidas temperaturas de la capital del reino. Asustado porque sabe el peso que tiene la falsa empresa de yogures Naturgy en los ingresos de su empresa, en forma de publicidad, decide llamar al director del programa, que en ese momento está de merecidas vacaciones en los Estados Fundidos de Anódica. No le descuelga el teléfono porque allí son unas pocas de horas menos, y está todavía durmiendo. “Ya me llamará él cuando vea la perdida”, piensa para sus adentros, y continúa con el artículo del Mundo que estaba leyendo.

c) El director titular del programa, que en ese momento se encuentra de merecidas vacaciones al otro lado del charco se acaba de levantar. Todavía en pijama desenfunda su teléfono de penúltima generación y abre la aplicación de la cadena SER. Se dijo a si mismo que iba a confiar en su segunda de a bordo, Lourdes Lancho, y que no iba a hacer eso tan odioso del micromanagement, pero es que sencillamente le apetece escuchar el programa. Es muy pronto, ningún miembro de la familia se ha levantado todavía. De hecho es muy temprano. Es la costumbre, los fines de semana madruga mucho para hacer programa, y con le jet lag tiene el sueño cambiado. Escucha el momento en el que Juan José Millás dice lo que dice sobre la falsa empresa de yogures y sonríe su cara apolínea, esculpida en mármol del bueno, “qué cabrón”.

d) Núria Cabutí Brull, CEO de Penguim Random House para España, grupo empresarial al que pertenece Alfaguara, editorial donde Juan José Millás ha publicado muchos de sus libros, está haciendo yoga mientras escucha la SER con sus cascos inalámbricos en su móvil de última generación. Pero aparte de CEO de Penguin Random House y practicante de yoga es íntima amiga y ex-compañera de universidad de un miembro del consejo de administración de Naturgy.

Como acaba de empezar y la sesión es de una hora, sigue con la meditación. Al acabar se incorpora, y detiene la reproducción de la SER. Toca un botón y dice “Llamar a Pilar”. Tras unos segundos una voz de mujer algo somnolienta dice:

-¿Si?

-Hola Pilar, soy Núria, feliz año.

-Hombre Núria, qué sorpresa, feliz año.

-¿Cómo estás Pilar?

-Pues bien, aquí en casa. Como está todo no hemos hecho mucho. Y tu, ¿qué tal? ¿Cómo están los niños?

-Bien, bien, todos bien gracias a Dios. Oye, te quería comentar algo, ¿has escuchado la SER hoy?

-Pues no. ¿Me he perdido algo?

-Bueno, Juan José Millás ha dicho algo sobre Naturgy que me preocupa.

-¿Si? ¿Qué ha dicho?

Núria le narra a Pilar lo dicho por Juan José Millas, y ésta se compromete ante su amiga:

-No te preocupes Núria, yo le llamo y le pido que por favor no vuelva a meter la pata.

-Gracias Pilar.

La conversación continúa por otros derroteros. Sobre si van a ir a la cena benéfica que organiza la Moraleja o dónde han ido de vacaciones a esquiar, eso si, con mascarilla y guardando la distancia de seguridad.

Esto por supuesto es solo una ficción, un teatrillo, algo que probablemente no sucede ni sucederá nunca. Seguramente Pilar nunca llamará a Juan José, y éste volverá a hacer su sección dentro de dos semanas cuando Javier se reincorpore al programa. Al fin y al cabo este estamos en un estado de derecho donde se pueden emitir libremente las opiniones, y es algo que engrandece nuestra sociedad. Tanto la clase empresarial como los creadores pueden perfectamente trabajar en sintonía, en una economía de libre mercado, donde la meritocracia es el único baremo que se mide para triunfar.

No hay llamadas de directivos a los medios de comunicación, de hecho los directivos no son esas personas grises de traje y corbata que solo piensan en el dinero. Ahora son personas más jóvenes, empáticas, modernas, empeñadas en cambiar la cultura de su empresa, e integrar a sus trabajadoras en la misma.

No dejan de ser producto de un sistema educativo donde lo que se busca no es poner barreras de entrada, como el coste de los másteres, a razón de varios miles de euros el curso, sino la universalización de la educación. Si, digo bien la educación y no la formación, porque lo que se busca es formar ciudadanas (nunca campesinas) con espíritu crítico, que sean capaces de pensar por si mismas.

Y como no podría ser de otra manera los medios de comunicación cumplen un papel esencial dentro de un estado democrático y de derecho. Deben no solo dar voz a la crítica y a la discordancia, sino encajarla en el debate y ser un altavoz para que llegue al mayor número de personas posibles, que al escuchar esos mensajes, a su vez, reflexionan por si mismas y son capaces de elaborar su propio discurso.

De esta forma se establece un círculo virtuoso en el que la crítica nos lleva al conflicto y al rendimiento, como aprendí en el curso al que asistí en una escuela de negocios.

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